Juana de Arco

Dante Gabriel Rossetti (1882)
The Fitzwilliam Museum

La figura de Juana de Arco se recuperó en la pintura del siglo XIX y encajó perfectamente en el ideario prerrafaelita: la mujer poderosa, mística, la heroína. Juana, la Doncella, fue un personaje que siempre acaparó el interés de Rossetti. Representada con la espada de la Liberación y armadura, con los colores flamígeros habituales de la última época del artista y la deslumbrante cabellera pelirroja que es una seña de identidad en sus pinturas, fue el último cuadro que llevó a cabo Rossetti: fue hallado tras su muerte sobre su caballete.
Juana de Arco, mujer en un mundo de hombres, sensible y destinada a las más elevadas empresas, termina sufriendo un largo y terrible proceso judicial y quemada en la hoguera a los 19 años. La Doncella de Orleans, adorada, temida, y finalmente destruida, resulta tener mucho en común con las mujeres prerrafaelitas que, a pesar de sus aptitudes artísticas, nunca fueron vistas ni reconocidas como compañeras, ni pudieron superar los convencionalismos de la época incluso en este círculo alternativo.

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