El rubí en la joyería

El rubí, Alfons Mucha (1900)

¿Alguna vez has oído la palabra carbunclo o carbúnculo? Así es como antiguamente se llamaba a los rubíes. Su brillo rojo y profundo protegía de la mala salud y era el color de la pasión. Decía Plinio el Viejo que no se tallaban sellos en rubí porque 'se llevaban la cera', y efectivamente es rarísimo encontrar una de estas piezas tallada en esta piedra.
En la Edad Media el color rojo en las piedras preciosas se asociaba a la sangre de Cristo, así que los granates sobre todo por ser más frecuentes, y los rubíes, eran muy apreciados por los cristianos y su joyería en esta época.

Rubíes en la joyería de finales del siglo XVIII y siglo XIX
Fots. vía Pinterest, selección Arte XIX

En el siglo XIX se descubrió que el rubí era una variedad del corindón, de dureza extrema (9 en una escala de 10), y el rubí más apreciado es el conocido como 'sangre de paloma', que tiene toques de azul. Es una piedra relativamente usada en la joyería victoriana, casi siempre en piezas pequeñas porque son escasísimos los rubíes de grandes dimensiones. Desaparece prácticamente en la joyería modernista y se recupera con muchísimo estilo y preciosismo en piezas de joyería Art Decó.

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