El Pastel Ruso, un dulce del siglo XIX

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Traemos hoy otra historia gastronómica de marco decimonónico, en esta ocasión es el Pastel Ruso. 

LORENA GIL BLANCO. Una de mis debilidades es que cada vez que voy a Huesca me paso por la pastelería Ascaso, su gran especialidad es precisamente el Pastel Ruso, y la historia de dicho pastel se enclava en 1855, en la Exposición Universal de París, que por cierto fue la primera que contó con un Palacio de las Bellas Artes con casi un total de 5000 obras, entre ellas de pintores como Millet o Corot, pues bien, como podéis imaginar a dicha exposición asistió la créme de la créme de la alta sociedad europea y por supuesto el Zar Alejandro II, abuelo del último Zar Nicolás II. 

Por aquellas fechas París contaba con un Napoleón y también Emperador, Napoleón III, sobrino del por todos conocido Napoleón Bonaparte, que acabó contrayendo matrimonio con Eugenia de Montijo, española de origen granadino que revolucionó toda la corte napoleónica dándole su inconfundible sello personal e introduciendo en sus cocinas recetas tan conocidas como el arroz con leche, que para los franceses pasó a llamarse “arroz a la Emperatriz”. Sabiendo esto no nos extraña que la Emperatriz quisiera halagar al poderoso Zar con un nuevo dulce que ofreció durante un banquete en honor al ilustre invitado: dicen que el Zar al probarlo quedó maravillado pidiendo ipso facto que la receta pasara a sus cocinas, por ello fue bautizado como Pastel Imperial Ruso.

Curiosamente aún en la actualidad goza de una gran fama como pastel en España, y la historia de cómo llegó a Huesca, en concreto a la pastelería que dije anteriormente, también es entrañable, fue traído por unos pasteleros oscenses desde el pueblo aquitano de Olorón ya en el siglo XX. 

Praliné de avellana y merengue almendrado … ¿alguien quiere un dulce para el desayuno?

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